martes, 8 de febrero de 2022

XII


los verdaderos poemas no tienen nombre,
o se perdieron al doblar la esquina,
tal vez se perdieron entre los regalos
mal recibidos de un conocido,
quizás aún permanecen agonizantes
esperando ser leídos;
ser escuchados (sus latidos
retumban las paredes del infierno, del alma humana y sus cavernas, cloacas citadinas);
esperando ser asesinos de una conciencia dormida,
de un corazón golpeado hasta el borde del sosiego.
puede ser que estén escapando de inconsciente
en inconsciente
para nunca ser escritos y vivir, y por lo tanto, morir.
muchos dicen que los poemas buenos nunca mueren
pero parece que el juego de ser dios se les queda en la cabeza.
TODO LO QUE VIVE MUERE.
y no lo digo yo, usted bien sabe que soy un gran ignorante, pero sé escuchar y callarme.
es sólo por este poema que hablo y no hablo.
habla la muerte y la duda.
la duda infinita de si los poemas que queman con ácido han sido escritos, y digo que no.
y me planteo la duda de si estaré desvariando o si aquellos poemas que me quemaron las manos con su papel y tinta
no son más que la sangre
de los mejores poemas,
que el poeta, como cazador intenta matar
-es decir, traer a la vida-,
es la sangre de esos poemas que escapando, recibieron una bala en las piernas o el torso.
Quien sabe en realidad si un buen poema puede juzgarse por su fuerza al entrar en la luz o sombras; o extraer las lágrimas del alma.
sé que me juzgo por el instante en que soy.
y dudo, tú te imaginas cómo, de las voces que salen a responder esa incógnita eterna.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Pinos naranjos

Siento que se me va el aire, siento como si todo me aplastara y estuviéramos condenados a ser aplastados. Es una maquina hidráulica que pres...